En esta breve reflexión me referiré de manera muy breve en torno a la
construcción conceptual denominada “discapacidad” aproximándome a este
fenómeno desde una perspectiva postestructural, la que me permitirá
criticar y problematizar esta funesta categoría que lamentablemente
hasta el día de hoy se usa.

¿Cómo afirma ud. que la “discapacidad” no existe?
Efectivamente. Esta construcción conceptual materializada por medio del
lenguaje, es una convención lingüística, es solo una forma de legitimar
la “normalidad” o lo “normal”, por tanto, como un fenómeno real o una
categoría natural no existe,
porque su existencia depende solo de una “norma”, la que a su vez
también es una ilusión, ya que ¿Qué es lo que consideramos como
“normal”? Y me refiero a lo “normal” en cuanto al cuerpo, a la
capacidad, a la inteligencia, a los rasgos de personalidad, etc. En
definitiva, lo normal es algo también una construcción…totalmente una
ilusión.
Un materialista podría entrar en la discusión y afirmar: La
“discapacidad” existe y las personas que la experimentan sufren día a
día. Ante aseveraciones como esta, tomo distancia y reflexiono.
Efectivamente existe algo llamado impedimento, es cierto que una persona
que usa silla de ruedas para movilizarse, tendrá dificultad para subir
la escalera de un edificio, pero también es cierto que es la sociedad
quien ha edificado ciudades para personas “presuntamente normales” y es
esta misma sociedad la que nos colma a todos de impedimentos en
múltiples áreas.
Todos podemos presentar algún impedimento, y esto es tan evidente y real
que muchos de nosotros actualmente tenemos múltiples impedimentos:
aprender una lengua extranjera, subir una alta montaña, pagar las
cuentas a fin de mes, entre otros. El impedimento es real y es tan
material que lo vivenciamos en el día a día, es una dificultad, un
obstáculo, algo que no nos permite lograr un objetivo. Son precisamente
estos impedimentos los que debemos tratar de superar ya sea de manera
individual o colectivamente.
Lo que sociedad está acostumbrada a razonar como “discapacidad” no es
una falta de capacidad, ni mucho menos la podemos asociar a una
enfermedad, que es lo que por ignorancia por mucho tiempo se
acostumbraba hacer. Lo que existe es una sociedad que trata de
clasificar y etiquetar a las personas en base a categorías dicotómicas:
normal/anormal, blanco/negro, capacitado/discapacitado, etc. Todas estas
clasificaciones son producto del poder, una especie de poder que tal
como lo plantearía Foucault (citado por Popkewitz y Brennan, 2000), está
al servicio de las disciplinas (medicina, psiquiatría, psicología,
etc.) ciencias que se encargan de generar este tipo de categorías y de
validarlas para sus fines, los que no son necesariamente científicos y
neutros, sino que más bien representan y obedecen muchas veces a una
ideología dominante.
La “discapacidad” es una construcción conceptual, es una ilusión, no
existe. No vale la pena enunciarla, porque solo validamos y legitimamos
los discursos que asumen que existe algo denominado como “normal”.
Cuando una persona afirma que existe la “discapacidad” está suponiendo
que existen personas “capacitadas” y otras que no lo son, está afirmando
una falsedad…lo normal es una ficción creada por el poder.
Deberíamos ser muy críticos respecto a todas las legislaciones y a todo
discurso político a nivel mundial e iberoamericano, cuando estos se
pronuncian respecto a un fenómeno que no existe. Así también deberíamos
alzar la voz cada vez que en nuestra sociedades construyan y validen
discursos de tipo asistencialistas y paternalistas hacia las personas
que por motivos históricos e ideológicos han sido marginadas de la
igualdad de oportunidades y de derechos sociales que les corresponden
como todo ser humano.
Es verdad, en nuestra sociedad existen muchos impedimentos, los que
sufrimos TODOS: sueldos míseros, educación pública de baja calidad,
salud pública casi inexistente, derechos sociales cada vez más
inexistentes. Y precisamente estos impedimentos son encarnados de manera
más brutal por quienes han sido injustamente y absurdamente llamados
“discapacitados”.
Nuestra tarea es precisamente desarticular y criticar todo sistema de
poder que pretenda legitimar que un ser humano es superior a otro, por
medio de la creación de categorías ficticias (la discapacidad) y por
otro lado derribar todos aquellos impedimentos que son causa del
sufrimiento cotidiano de muchos de nuestros hermanos iberoamericanos.
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